Mundos perdidos
Hay quienes no pueden imaginar un
mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar
un mundo sin agua; en lo que
a mí se refiere, soy incapaz de imaginar
un mundo sin libros.
Jorge Luis Borges
Descubrí mi gusto por la lectura y la literatura no tan pequeña, entre las páginas que narran la historia de un tal Don Quijote que quería salir en busca de aventuras como un caballero andante. No pude evitar querer ir tras él y, en esa búsqueda, conocer lugares nuevos, pelear contra gigantes y encontrar el amor. Decir que quedé maravillada al enterarme de lo que me ofrecían los libros es decir poco; encantada, fascinada, extasiada, quizá sean calificativos más cercanos. Cuando encontré mi gusto por los libros también me encontré en él, de modo que no hubo vuelta atrás, los libros formaron parte de mí a partir de entonces. Mi adolescencia y juventud estuvieron llenas de viajes mágicos a lugares escondidos, misterios sin resolver, civilizaciones extintas, viajes en el tiempo y mucho más. Cada historia que leía era un mundo nuevo que me dejaba con ganas de más.
¿Qué pasa cuando tienes tantas historias revoloteando en la cabeza? Definitivamente quería compartirlas con todos los que me rodeaban, pero en aquel momento no sabía bien cómo hacerlo. Fue entonces cuando encontré ese lugar que no sabía que estaba buscando: la Biblioteca BS Canteras; aquí descubrí un espacio en el que por el amor a los libros y la literatura todo es posible. Ya lo decía Jorge Luis Borges: “Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”.
Fue así como nació “Mundos perdidos”, un espacio en el que, por medio de los libros y la lectura, las y los jóvenes pudiesen sentirse acompañados y escuchados. Al principio tuvo sus retos, sin embargo, mes tras mes se iban sumando e interesando más personas. Empezamos tres, cinco, siete hasta llegar a diez participantes. Contra todo pronóstico estos jóvenes incentivaron a otros y nuestra biblioteca se pobló con su constante presencia e interés. Durante un año disfrutamos de compartir historias increíbles, charlar con escritores y hacer una representación. ¡Fuimos muy felices!
Al cabo de un año, la población de adolescentes y jóvenes aumentó, por lo cual pensamos en implementar otras experiencias para motivarles; fue así como pasamos de la lectura a la escritura a través de un taller nombrado “De donde vengo”: el objetivo principal fue la creación de un poemario artesanal. En un principio, mediante el texto de Olivia Teroba como detonante, las participantes expresaron su sentir sobre el lugar del que provienen. Posteriormente pudieron ilustrar sus poemas y crear sus propios poemarios.
La lectura y la escritura van de la mano; cuando se lee hay un punto en el que la escritura se vuelve necesidad. ¿Y qué es la escritura si no una forma de expresión en todo su esplendor? La prueba son estos fragmentos del poemario que realizaron las jóvenes:
No sé si alguien me reconforta más que tú
con tus frescas bibliotecas
museos olor a viejo
mercados bochornosos
calles entrelazadas
plantas nunca podadas.
Fragmento de “Oaxaca”,
Iyari Estrada
Durante el proceso creativo de las participantes, —el cual tuve la fortuna de presenciar de primera mano—, me sorprendió el compromiso, la persistencia y el amor que vertían en cada palabra.
Provengo de los cuentos de mi madre
de las florecillas amarillas que crecen en las
banquetas
del tejate de la plaza y las tortillas de maíz
de los tamales de hoja de plátano y el pan
serrano con miel.
Fragmento de “Allí donde crecí”,
Elizabeth Espinosa
Con los libros listos nos dimos a la tarea de presentarlos al público, el cual se alegró al escuchar estos poemas en voz de sus autoras.
A veces
me filtro en el aroma de la sábila recién
cortada
que flota desde el jardín
en el vapor de la lluvia
tú, la misma
que tierra me da y polvo me vuelve.
Fragmento de “Me iré”,
Leslie Santiago
¿Para qué fue hecha la poesía sino para compartirla? Esta busca despertar las emociones mediante la palabra y la creación de belleza en el lenguaje. Emocionar a quienes la lleguen a escuchar. Alguien dijo una vez que la poesía no fue hecha para interpretarla, sino para sentirla.
Te resguardas siempre en mí,
un pedacito de alfajor
que habita en mi corazón.
Fragmento de “Pequeña ciudad”,
Natalia Palma
Los textos de esta joven generación me han dejado conmovida. Las escucho, las reconozco y me reconozco en sus escritos. Querer compartir su sentir con los demás también es una cualidad.
Camino recordando de dónde vengo
voy tan cerca que el wifi ya hasta me marca “hogar”.
Donde espero a mi padre y el amor que
nunca llegó.
Y de las miles de barbies que hasta ahora
quiero ser.
Fragmento de “Hogar”,
Ariatna Jiménez
La próxima generación de mujeres poetas oaxaqueñas ya se hizo presente. Reiteramos la importancia de promover y dar apertura a espacios en los cuales las juventudes se sientan seguras y acompañadas. En la red de bibliotecas BS sabemos y estamos comprometidos con hacer el camino de la literatura, un camino que podamos recorrer juntos, en el que seguiremos apostando por los libros, la lectura y la escritura como nuestra herramienta principal para seguir conociendo y descubriendo mundos nuevos en donde todo siempre es posible.