Boletín FAHHO Digital No. 30 (Sep 2023)

Un huipil emplumado y la distinción Memoria del Mundo

Alejandro de Ávila

En cuatro números previos del Boletín FAHHO —anteriores a las ediciones especiales de aniversario— comencé a describir nuestro trabajo con Noé Pinzón Palafox, joven tejedor sumamente talentoso, quien nació y creció en la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, en el distrito de Tehuantepec. Él y yo hemos recreado diversas técnicas textiles que se conocían antiguamente en Oaxaca y en otras regiones de México, pero se perdieron durante los siglos XIX y XX. El proyecto sigue en marcha con el apoyo generoso de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. En el Boletín de septiembre de 2022 nos referimos a “Herir al sol”, una tilma de seda criolla con diseño de triángulos puntiagudos que buscan evocar a la antigua imagen del flechador del cielo. Esa pieza requirió diez meses de trabajo, que concluyeron en octubre de 2017.

De noviembre de 2017 a marzo de 2018, en tan solo cuatro meses, Noé tejió un delicado huipil con urdimbre y trama de hilo de algodón calibre 60/2. En la gradación convencional de las hilaturas industriales, el número 60 indica las veces que fue estirado el haz de fibra en la máquina, para adelgazar más y más la hebra, mientras que el número 2 especifica que se trata de un hilo de dos cabos, para darle mayor resistencia. Como tramas suplementarias empleamos seda criada e hilada a mano con malacate por la familia de Moisés Martínez Velasco en San Pedro Cajonos, comunidad zapoteca del distrito de Villa Alta. Las tramas de seda fueron teñidas con grana, añil y zacatlaxcalli (planta parásita de color amarillo). Utilizamos también pequeños toques de trama suplementaria emplumada, preparada por Román Gutiérrez Ruiz en Teotitlán del Valle, comunidad zapoteca del distrito de Tlacolula. Román tiñó primero el plumón de ganso con los mismos colorantes básicos usados en la seda, para después sujetarlo entre dos hilos de algodón torcidos al unísono, un proceso sumamente laborioso y agobiante porque los finos filamentos de la pluma vuelan por todos lados. Román ideó y afinó todo el proceso, con resultados espectaculares.

Con estos materiales a la mano, Noé y yo elegimos como estructura decorativa la variante de brocado donde las tramas suplementarias de color siguen la misma secuencia de entrelazamiento con la urdimbre que la trama blanca de base. Se trata de la misma técnica utilizada en los huipiles tradicionales de San Mateo del Mar, con hilo teñido antiguamente con caracol púrpura. Al comenzar el tejido en el telar de cintura, decidimos adornar los lienzos con grecas escalonadas, que nos remiten a Mitla y a la observación perspicaz que hizo el novelista inglés Aldous Huxley en su diario de viaje a México a principios de los años 1930:

Mitla es extrañamente distinta de los otros restos precolombinos de México y Guatemala. Los muros de los templos —si es que son templos— están cubiertos por dentro y por fuera por decoraciones de dibujos geométricos de un tipo tal como no se encuentra en ningún otro lugar de Centroamérica, que yo sepa. Lo más curioso de estos dibujos es esto: todos ellos están manifiestamente inspirados y basados en dibujos textiles. Las formas en un paño burdamente tejido poseen exactamente esos bordes escalonados, característicos de las decoraciones murales de Mitla. A menudo se han reproducido en piedra las técnicas de la construcción y el tallado en madera. Pero tejido petrificado… esto es, ciertamente, extremadamente raro.*

Con gran habilidad, Noé labró grecas escalonadas multicolores en ambos extremos de los tres lienzos que componen al huipil, de tal forma que al coser lado a lado las tres “piernas” de tela, su esmero dio como resultado una bella cenefa a lo largo de toda la orilla inferior de la prenda. Cada uno de los tres lienzos muestra cuatro orillos; es decir, que no hay un solo hilo cortado en las orillas de la urdimbre y la trama, lo cual requiere mucho esfuerzo y destreza en el manejo del telar.

En el lienzo central, Noé repitió las grecas escalonadas a la misma escala dentro de un rectángulo bajo el cuello, canon de diseño que vemos en las representaciones de los huipiles que vestían las mujeres de la élite precortesiana en Oaxaca y en el centro de México, como podemos constatar en numerosos códices, títulos primordiales y otros documentos del siglo XVI. Un ejemplo bien conocido son las prendas que luce la señora Malintzin en el Lienzo de Tlaxcala. Para enmarcar el rectángulo, que es “la madre del huipil” en el sentir de algunas tejedoras hoy día, decidimos retomar un rasgo que observé en los pocos ponchos rarámuris que se conservan del siglo XIX, todos ellos en museos norteamericanos: una línea de enlazado de trama que se convierte en enlazado de urdimbre, para regresar después a su vocación horizontal de inicio. Fue un reto técnico que Noé captó y ejecutó magistralmente una y otra vez, pues el rectángulo se repite sobre la espalda de la prenda. Además de enmarcar las grecas, el enlazado refuerza el punto más vulnerable de la prenda: los extremos del cuello (tejido en forma de ranura, separando la trama en dos partes), donde la presión de la cabeza al pasar por el hueco de la tela puede rasgarla.

A los lados del cuello, siguiendo el canon de diseño de los huipiles ilustrados en los códices, alineamos las grecas escalonadas en hileras sesgadas para crear una retícula. Como en la cenefa y el rectángulo, primero tracé las figuras geométricas en papel, para ajustar la escala y calcular las cuentas de los hilos de la urdimbre junto con Noé. En las secciones blancas de los tres lienzos, carentes de brocado, propuse tejer puntos de pluma blanca espaciados en tresbolillo. El resultado nos agradó. La Dra. María Isabel Grañén Porrúa vistió este huipil para recibir la distinción Memoria del Mundo, otorgada por la UNESCO a la Biblioteca Francisco de Burgoa el 8 de abril de 2018. Fue una grata satisfacción para Noé y para mí ver las pequeñas grecas rojas, azules y amarillas bajo una hermosa sonrisa en todas las fotografías que registraron un evento tan significativo para la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca

* Huxley, 1934, Beyond the Mexique Bay: 267-268; traducción de Alejandro de Ávila


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