Estampas de un espacio: XXV Aniversario
¿Cuántas historias puede albergar el Museo de la Filatelia de Oaxaca? Incontables, y más cuando se trata de un espacio creado con el propósito de resguardar estampillas postales de todo el mundo que, a su vez, se relacionan con un sinfín de tópicos que redescubren la historia misma y que, al formarse en colecciones expuestas, generan el espacio museístico.
25 años de vida del Mufi se dice fácil, pero resumir su historia, hablar de un antes y un después de su arquitectura o de los objetos que lo conforman, no es sencillo.
En la vida cotidiana del museo se generan exposiciones, se clasifica y cataloga el material filatélico; se planean, diseñan y desarrollan distintos proyectos; se preserva y difunde el acervo y se promueve el arte y la cultura. En un recorrido se narra la historia de los “Comecartas”, del “Penny Black” y del “Hidalgo Azul” y de cómo llegó al museo la colección de cartas de Frida Kahlo y el doctor Leo Eloesser. Y cuando la curiosidad se asoma, respondemos una que otra pregunta: ¿Todavía existe el correo? ¿Aún se escriben cartas?
Los espacios abiertos se mantienen firmes día y noche, silenciosos. El muro de cantera y el de adobe, el espejo de agua y los cactus seguramente tienen más anécdotas, pero son discretos custodios.
El Mufi encierra tal magia que cada uno de sus rincones evoca inspiración; en un escenario simple, los sueños se vuelven realidad, como aquel que comenzó hace 25 años y que hoy hace posible que el Museo exista.
¡Felicidades, Mufi!