La celebración de los 20 años de Adabi
El pasado 9 de mayo, la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas vio la llegada de su vigésimo aniversario. Esta celebración enmarcó la entrega de la presea San Rafael Guízar y Valencia a don Alfredo Harp Helú, presidente vitalicio de la fundación que lleva su nombre, y a la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de Adabi.
Las palabras de la directora de Adabi, la doctora Stella González Cicero, refirieron a la trayectoria de dos décadas, del trabajo que es visible y apreciado por las personas externas, y del crecimiento profesional y personal de todos aquellos que forman y han formado parte de Adabi desde diversas trincheras. La trascendencia social de la institución, continuó la directora de Adabi, se ha manifestado en la confianza y el reconocimiento como punto de referencia en materia de organización y rescate del patrimonio documental.
Para exponer la labor de Adabi en los archivos eclesiásticos y proveer un marco de referencia a los invitados se presentó el video alusivo al tema, mismo que en 2022 se había exhibido ante la CXII asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano cuando Adabi recibió la presea San Rafael Guízar y Valencia por parte de los obispos mexicanos. Acto seguido, tomó la palabra monseñor don Ramón Castro y Castro, secretario general de la CEM, quien sintetizó el trabajo de Adabi a favor de los archivos eclesiásticos y entregó la presea San Rafael Guízar y Valencia a don Alfredo Harp y doña María Isabel Grañén, “quienes sostienen y son el alma de esta institución […] a los cuales siempre ha caracterizado la filantropía y el amor en un compromiso ineludible con México”.
Para agradecer la presea, la presidenta de Adabi evocó la presencia del maestro Jorge Garibay, otrora coordinador de Archivos Eclesiásticos y quien estuviera en aquella reunión en donde Adabi se convertiría en un momento estelar para México, en referencia a la obra de Stephan Zweig, Momentos estelares de la humanidad.
Por su parte, don Alfredo Harp inició su discurso con la reflexión de que cada día se levanta con “la intención de hacer algo bueno por México y por los demás”, recordando también la tarde en la que Adabi fue creada, un momento en el que todos los involucrados manifestaban la misma vocación de ayuda. Agradeció a monseñor Castro la distinción hecha a ambos con la entrega del reconocimiento de la CEM, afirmando que las bendiciones son bienvenidas y necesarias, pero que también es necesario un capital para poder emprender cualquier trabajo de la magnitud como el que emprendió Adabi. Como corolario de sus palabras añadió: “Adabi es un ejemplo de que sí se puede”, apreciando que dos décadas después se ha logrado transformar “una cara maravillosa de México”.
Para saber más: https://www.youtube.com/watch?v=tBAn4l2RnA4&t=13s