Xolita en el Templo Mayor
Adabi-Almadía, Ciudad de México, 2022
Había una vez dos autoras que, luego de una tarde de visita al Templo Mayor, decidieron sentarse a esbozar, a cuatro manos, un cuento. Sopesaban, tal vez, sobre el arte de escribir, y entre sus pesquisas coincidieron en que escribir es un acto tan noble que nos remonta a los sueños, los aprendizajes y las esperanzas. Ya lo decía Voltaire: “La escritura es la pintura de la voz”, y su lienzo es un pedazo de papel que al inicio nos enfrenta con nuestras inseguridades, pero cuya derrota llega en el momento en que decidimos con qué palabras iniciar.
Xolita en el Templo Mayor es una nouvelle —un recurso narrativo de origen francés cuyo apogeo data de fines del siglo XIX— que, más allá de sus proporciones físicas, la denominaremos así por sus características intrínsecas. Se dice que el efecto que la nouvelle busca provocar es el de la emoción progresiva, una curiosidad que prepara al lector para los ajustes de tuerca que lo sorprenden a la vuelta de la esquina. De acuerdo con Ricardo Piglia, en un punto medio entre el cuento y la novela, este género narrativo es apto para una anécdota —a diferencia del cuento, que pone el blanco en una historia específica, o de la novela, que contrapone diversos argumentos—. De esta forma, la nouvelle toma como base la experiencia del protagonista, quien viaja al pasado para contar algo que le ha sucedido. El formato es muy cercano a la técnica de introspección que muchos autores de talla universal explotaron durante el siglo XX, en donde la importancia de la narración se centraba, más que en la historia, en la perspectiva del personaje. Esto nos lleva a hablar de los procesos de iniciación que transitan los protagonistas de novelas de aventuras, generalmente niños que, luego de una serie de sucesos, terminan con un nivel más elevado de conocimiento propio y del mundo. Denominar de esta manera esta obra recién salida del horno nos revela la gran preparación que requiere toda narración digna de ser literatura.
Las autoras de este libro, madre e hija, comparten con los lectores el resultado de un arduo trabajo de creación que pasó de ser un pasatiempo a convertirse en una tarea comprometida, un ejercicio de constancia que buscaba decir algo a todos los que pudieran leerlas.
El relato nos narra la historia de una niña que viaja a la época precolombina. Ella, su familia y su fiel mascota, Pelusa, vivirán grandes aventuras. Es justo resaltar que la perrita, quien al cruzar el portal del tiempo se convierte en una extraordinaria xoloitzcuintle, fungirá de guía en un camino lleno de aprendizajes para todos los personajes. A lo largo de doce capítulos Yiniza, la protagonista, explora los confines de la cotidianeidad mexica: un día de tianguis, las ceremonias en torno a la comida, el ambiente en un juego de pelota, y, sobre todo, la importancia de los dioses para una sociedad que en su tiempo fue una de las más esplendorosas. Como un ritual de iniciación, Yiniza enfrenta una serie de incertidumbres y obstáculos que supera conforme avanza la narración para concluir con un espíritu renovado que busca compartir lo aprendido.
Para lograr lo anterior, las autoras —al estilo de los grandes detectives de la literatura universal— realizaron búsquedas sin dejar cabos sueltos: se documentaron, leyeron y consultaron mientras construían una historia que surgía de la imaginación y de las múltiples lecturas que han acumulado en su vida. Además, el libro está bellamente ilustrado por los tlacuilos Demián Flores y Sabino Guisu, cuyos trazos ayudan a dar vida a los pasajes de esta narración.
El libro fue presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2022 y debemos apuntar que es el resultado de una coedición entre Almadía Ediciones y Adabi.
Los invitamos a visitar las páginas de esta historia, una lectura recomendada para toda la familia.