Boletín FAHHO Digital No. 14 (Abr 2022)

Del tianquiztli al comercio ambulante

Víctor Mendoza

El 3 y 4 de marzo de 2022 se realizó en la Casa de la Ciudad el foro “Perspectivas del comercio informal en el espacio público” que contó con invitados nacionales e internacionales. El objetivo de este foro fue analizar el comercio en la vía pública desde distintas perspectivas: histórica, patrimonial, económica, política, etc. Mediante la participación de expertos en el tema, tomadores de decisiones y actores principales, se dio a conocer lo que se ha hecho en otros lugares, qué se está haciendo actualmente en Oaxaca y qué se puede hacer con vista hacia el futuro para el llamado “comercio informal”.

El comercio en la vía pública está relacionado con aspectos como la poca e insegura movilidad que ocasiona, la idea de inseguridad que genera, la insalubridad de los puestos de comida, la mala imagen urbana y el daño al patrimonio edificado que todo lo anterior puede ocasionar. Sin embargo, consideramos que el verdadero problema de esta práctica es aún más profundo.

El primer antecedente que se tiene en México del comercio ambulante es el tianquiztli, un mercado de la sociedad mexica ubicado principalmente en las periferias y al aire libre. Este sitio contaba con una estructura clara y reglas cívicas establecidas entre los comerciantes y los encargados de dar a conocer el comercio a las afueras del imperio azteca. Con la llegada de los españoles, la mezcla cultural y comercial dio origen a la plaza-mercado, lugar dentro de la ciudad destinado al comercio. Es en este punto de la historia donde surgen dos personajes importantes: el libremesillero —que vendía en pequeñas mesas—, y el buhonero —comerciante que no tenía un lugar fijo, pero que comerciaba deambulando por todo el mercado—.

Con el paso del tiempo, y debido al crecimiento de las ciudades, el espacio que se le destinó a los mercados fue insuficiente, lo que obligó a los libremesilleros y buhoneros a ubicarse en las calles periféricas y colindantes, dando origen a los corredores comerciales, calles con carácter comercial que funcionaban como una extensión del mercado. Sin embargo, nuestros personajes comenzaron a alejarse de su centro comercial aún más, y surgieron el mercado en la vía pública y el comercio ambulante al establecerse en calles, parques y plazas con gran afluencia peatonal, adquiriendo, de esta manera, una dinámica económica y social propia.*

Entonces, analizando el caso actual de nuestros “libremesilleros” y “buhoneros” podemos determinar que el punto central del problema es la desarticulación y disociación entre el comerciante y su centro comercial, sumado a la falta de capacidad técnica para dar una solución, el poco interés político, los grupos de choque y la sobrepoblación de la zona metropolitana (que termina por influir en el aumento de los comerciantes). Es así que entendemos por qué el cuadrante Sur-Oeste de la ciudad cuenta con una mayor cantidad de comerciantes en vía pública: al acercarse a la central de abastos, estos corredores comerciales desarticulados del mercado comienzan a hacer presión sobre el centro histórico, convirtiendo todas estas calles en corredores comerciales sin un orden establecido.

Visualizar la solución en tres etapas es muy importante. Primero, a corto plazo, es necesario que el municipio cuente con un plan que incluya una serie de acciones que le permitan implementar políticas específicas y normar sus acciones, por ejemplo: censos de comerciantes en vía pública, emisión de licencias, reubicación, restricciones de sitios y horarios de trabajo, políticas de protección a los comercios establecidos, prioridad de atención a personas con discapacidad, entre otros.

También es preponderante establecer lineamientos de trabajo por medio de planes específicos que mitiguen las problemáticas a fondo, la elaboración de un “Plan Rector de Movilidad” que permita identificar zonas de flujo peatonal importante, pero, sobre todo, que se establezcan los parámetros y acciones para ejercer el derecho de toda persona a la movilidad. Posteriormente, todo lo anterior se deberá tomar en cuenta en el Plan de Conservación del Centro Histórico de Oaxaca y generar un Código Urbano de Comercio en Vía Pública que establezca los lineamientos de diseño y uso del espacio urbano y que busque la protección del patrimonio edificado, así como la continua capacitación de los comerciantes.

Finalmente, se podrá buscar la reinserción del vendedor a su centro comercial, haciendo especial énfasis en el tema de la Central de abastos, ya que liberar las calles no impedirá que la población comerciante aumente y busque reocupar los espacios liberados. Se deberá encontrar una solución al crecimiento constante de la población comerciante en la central, para esto, consideramos importantes dos soluciones posibles: primero, la inevitable ampliación del mercado de abastos, y segundo, la descentralización y reubicación del mismo, buscando espacios en las periferias de la zona metropolitana de Oaxaca que soporten la cantidad de comerciantes existentes en un periodo establecido.

Si deseas conocer más acerca de este tema, las charlas de este foro están disponibles en nuestras plataformas de difusión, puedes encontrar los enlaces en: https://casadelaciudad.org/

* Guzmán García, Jorge, Los vendedores ambulantes en la Ciudad de México. Planteamiento para un modelo económico. 2001.



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