El encanto del patrimonio
Todo, absolutamente todo, está revestido del barniz brillante que le presta el encanto de la novedad.
De ahí viene que nuestros años de infancia son una poesía ininterrumpida.
Arthur Schopenhauer
En los primeros años de vida construimos la esencia intangible de nuestro ser: destaca nuestra capacidad de admirarnos por cada objeto, experiencia, palabra o personaje que se postre frente a nosotros, es la etapa en la que se nutren lo que serán nuestras creencias, valores e ideales.
Es en este momento cuando una maravillosa infinidad de posibilidades nos indica cuántas cosas podremos hacer en el camino que se extiende frente a nosotros, pero ¿de qué nos nutrimos en la infancia?, o bien, ¿de qué estamos nutriendo a las nuevas generaciones? Explica Schopenhauer que durante nuestros primeros años de vida somos semejantes a las hojas tiernas de un árbol que conservan el color verde y fresco de lo nuevo, contemplan y palpan el viento mientras son nutridas desde la tierra y por el sol. Probablemente la tierra sea nuestro círculo más cercano: la familia y el sol lo que recibimos de ese pequeño grupo de amistades, conocidos y experiencias que provienen del exterior.
Así, el interés por salvaguardar el patrimonio, por que sea contemplado y delegado a las generaciones venideras, solo es posible por medio del sentido de pertenencia y apreciación. Este año 2021, en esa responsabilidad compartida, colaboramos en cuatro números de Casiopea, Revista infantil de la FAHHO en un trabajo conjunto con cada una de sus filiales.
Deseosos de nutrir y aprovechar el interés de los pequeños, acercamos el patrimonio a sus manos. Hemos puesto al alcance de este gran grupo de nuevos conocedores parte del trabajo que realizamos desde el Taller de Restauración FAHHO; así, en el número 1 de Casiopea, en la sección de “Manos a la obra”, les compartimos el recortable para la elaboración de una maqueta del Palacio Mixteco de la Casa de la Cacica, que conserva detalles de los chalchihuites y la
disposición de cada una de las piedras que conforman los muros, y que fueron registradas una a una en el sitio. En el número 2 compartimos la historia “Las gigantas de piedra” del Museo Textil de Oaxaca, acerca de un proceso muy particular e interesante en restauración, la anastilosis, una técnica con la que recuperamos las columnas del patio. Para el número 3 presentamos“¡Todos a bordo!”, un viaje a través del patrimonio ferroviario del Museo Infantil de Oaxaca.
Finalmente, en el número 4 se incluye el texto “Compartiendo talentos”, una invitación a descubrir nuestra capacidad de crear; mediante la narración del proceso de restauración del Centro Cultural San Pablo damos a conocer el amplio quehacer de los especialistas que participaron en la recuperación del antiguo exconvento: ingenieros, arquitectos, arqueólogos, restauradores de bienes muebles, albañiles, herreros, entre muchos otros.
Sin importar la etapa de la vida en la que nos encontremos, los invitamos a albergar la capacidad más noble de nuestra infancia, la de impresionarnos. Dotemos del encanto de la novedad a todo lo que nos sea mostrado: nuestro entorno natural, nuestras prácticas culturales y las obras producidas por el hombre; y siendo adultos permitámonos la sorpresa que produce contemplar los antiguos edificios, la escala de los espacios, sus proporciones y formas, creemos una conexión con ellos.