UN DEPORTISTA QUE CRECIÓ EN LOS CAMPOS DEL PARAÍSO BEISBOLERO
Recuerdo la primera vez que jugué en la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, parecía un sueño el poder tener un juego ahí. Todos deseábamos jugar en este lugar, y yo tuve la fortuna de hacerlo, como local y como visitante, por varios años, pues los campos recibían a las múltiples categorías de la Liga Monte Albán y otras ligas oaxaqueñas.
Aunque en Oaxaca existían varios campos, no tenían el mantenimiento, cuidado y calidad que tenían los de la Academia. En lo personal, yo me sentía en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas; de ese nivel era la emoción de jugar en unos campos tan bonitos. También el saber que en esos mismos campos practicaban jugadores profesionales y las futuras estrellas de la liga mexicana, e inclusive de las grandes ligas, le agrega un toque especial, te hacía sentir que seguías los pasos que ellos estaban siguiendo y que, en algún momento, podrías pasar de ser un visitante a ser un “prospecto” y hacer de esos campos tu día a día; y no es una exageración, pues de esos pequeños que soñaban con ese paso, muchos lo dieron, unos juegan en estos momentos en la liga mexicana y otros van camino a las grandes ligas.
Es tanto lo que generaban esos campos en los niños que la misma liga creció: varios equipos se fueron uniendo por la experiencia de jugar ahí. Derivado de esto se construyó una enorme comunidad beisbolista a nivel infantil: y este se volvía no solo un campo de beisbol, sino un espacio abierto donde podías ir con la familia a disfrutar de este deporte, era un lugar nuevo para convivir. Pues como lo mencioné, recibía a varias categorías, lo que permitía ver diversos juegos; sobre todo para los más pequeños ver a los más grandes y para todos, en ocasiones, ver cómo se entrenaban las futuras estrellas del beisbol.
Sin duda alguna, el haber tenido la oportunidad de practicar el beisbol en la Academia quedará como una de las etapas más bonitas de mi vida, y estoy seguro de que el sentimiento es el mismo para todas esas generaciones que jugamos en estos bellos campos.
Gracias, Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, por la experiencia, los sentimientos, las jugadas, las amistades y muchas cosas más.