Centro Cultural San Pablo, patrimonio mundial
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) otorga el título de Patrimonio Mundial o Patrimonio de la Humanidad a todos los sitios de importancia cultural o natural que poseen un valor universal excepcional, por lo que merecen ser especialmente conservados para el disfrute de las generaciones futuras.
Con el objetivo de garantizar la protección y una conservación efectiva de este patrimonio, en 1972 se llevó a cabo la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en la cual se conformó una comunidad internacional con la misión de identificar, promover, salvaguardar y resguardar esta herencia cultural. Hasta la fecha, 193 países han ratificado esta convención, entre ellos México, los cuales han generado una lista de 1121 sitios entre culturales, naturales y mixtos.
Actualmente, México cuenta con 35 bienes culturales y naturales registrados como Patrimonio de la Humanidad, entre ellos, desde 1987, el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca. Este sitio conserva su arquitectura distintiva, en donde encontramos construcciones que albergan una tradición cultural de más de cuatro siglos de arte e historia. Los monumentos religiosos y las peculiares fachadas de colores se combinan para crear un paisaje urbano y colonial, en donde gracias a los distintos proyectos de conservación y restauración, pareciera que el tiempo se ha detenido en algunos puntos.
En el 2013, en la capital oaxaqueña, se llevó a cabo el XII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial, este encuentro reunió a alcaldes de distintos países, los cuales compartieron las diferentes experiencias y estrategias para la protección de este tipo de patrimonio. Ese mismo año, Correos de México, emitió una estampilla postal especial con el tema Patrimonio Mundial, con motivo de este acontecimiento.
En esta emisión se plasman las fachadas del Templo de San Matías Jalatlaco y el exconvento de San Pablo. El templo de San Matías fue construido en 1713, y fue considerado monumento histórico por la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales desde 1941. Entre sus principales características arquitectónicas se encuentra su conformación con una sola nave, resguardada mediante una bóveda de cañón.
Ubicado en el centro de la ciudad de Oaxaca, el exconvento de San Pablo tiene una historia muy particular. Después del abandono de los dominicos a inicios del siglo XVII, sus muros han hospedado la imprenta municipal, el Instituto de Ciencias y Artes y un cuartel militar. En 1862, el gobierno municipal decidió dar cauce a la calle de Fiallo por lo que ordenó la demolición de una parte de San Pablo. En ruinas, el gobierno vendió el exconvento, para convertirse luego en una vivienda y más tarde en un hotel. Actualmente, San Pablo es casa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, gracias a lo cual continúa su legado de investigación y divulgación de las artes. Asimismo, es un espacio que ha logrado un vínculo directo con la comunidad, ya que protege y enaltece las tradiciones, valorando toda la herencia cultural del estado.
En esta emisión, la planilla postal que contiene a las estampillas se presenta en el formato denominado téte-béche, que en francés significa “pies contra cabeza”, en el que la estampilla se encuentra invertida con respecto a otra. Abarcando toda la estampilla se muestra una fotografía, en tonalidades de color sepia, gris, café, blanco, verde, arena y negro, que fue realizada por el fotógrafo Hertzain Vásquez Hernández. Un dato interesante del lanzamiento de la estampilla fue que el matasellos, que es el objeto que se utiliza en la cancelación de los timbres adheridos a una carta para nulificarlos, fue destruido al término del evento, para que las piezas selladas con él adquirieran el carácter de piezas únicas. El timbre tuvo un valor facial de $15.00 y contó con un tiraje de 200 000 piezas. Esta emisión se realizó gracias a la colaboración de los gobiernos municipal y estatal, a través de la Dirección de Cultura y la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico; además, participaron el Museo de la Filatelia, la Fundación Alfredo Harp Helú, Correos de México y el Centro de Diseño de Oaxaca.
Esta pieza filatélica se convirtió en un promotor y difusor de uno de los conjuntos más notables y originales de los bienes artísticos de México, ya que se mezcla el pasado colonial con los nuevos proyectos artísticos y creativos, de una arquitectura que se niega a desaparecer.