¿Los museos del futuro?
Con motivo del Día Internacional de los Museos, el pasado 18 de mayo, diversos actores y personajes interesados en este tema nos reunimos a conversar sobre el tópico planteado para este 2021: El futuro de los museos: recuperar y reimaginar. A pesar de que la imagen oficial lanzada por el Consejo Internacional de Museos para la difusión del evento ligaba el futuro con el avance tecnológico, nuestra charla no se centró en el uso de la tecnología al interior de los museos. Más bien, aquella tarde nuestra conversación giró en torno a las personas y a las experiencias conjugadas, las cuales iban y venían desde el área mesoamericana, pasando por los Andes centrales y llegando al extremo sur del continente.
Entendimos la noción de persona desde distintos enfoques: por un lado, como individuos de otras generaciones, creadoras de los objetos que actualmente resguardan los museos; por otro, los descendientes de aquellas generaciones y quienes continúan creando a partir de los conocimientos que heredaron. También nos referimos a las personas que trabajamos hoy en día en estos espacios, así como a aquellas a las que habría que involucrar de manera más equitativa en el quehacer museístico. Mientras se suele hablar del “objeto” del museo, Vladimir Zamarripa, director del Museo Casa del Rebozo en Santa María del Río, asegura que más que un objeto, el punto neurálgico de este sitio es su comunidad. Pasamos entonces de objetos a sujetos, pero no sujetos en exhibición, sino sujetos plenos, con derechos, talentos y conocimientos para participar activa y creativamente. De esta manera queda claro el contexto para lanzar la siguiente interrogante: “¿Por qué un museo, si nosotros estamos vivos?”. Esta pregunta fue dirigida a Juana Paillalef, directora del Ruka kimvn taiñ Volil-Juan Cayupi Huechicura (Museo Mapuche de Cañete), pregunta catalizadora para “hacer vida de los objetos que se albergan en el museo”. Tras numerosas discusiones con las comunidades mapuche y no-mapuche, así como con instituciones legislativas estatales, se concluyó que el significado de la palabra museo, desde la lengua mapudungún, podría entenderse como “La casa que resguarda nuestras raíces”.
En conversaciones previas al evento público, al comentar sobre esta manera de entender el concepto, pensamos el museo como un espacio que necesita ampliar su mirada y campos de acción, tal como ocurre en una casa. Nuestros hogares son multifuncionales (¡y vaya que la pandemia nos empujó aún más hacia esa dirección!): no solo nos alimentamos, nos vestimos y dormimos ahí, también estudiamos, trabajamos, creamos, nos frustramos, recibimos visitas, soñamos, discutimos y hacemos conciencia. Así pues, los museos no son únicamente para honrar un pasado más o menos distante, o para resguardar de manera estática algún conocimiento y “creación colectiva transgeneracional”, frase empleada por Loreto Millalén, directora de la Escuela de Arte Textil Ad Llallin en Wallmapu y moderadora de la charla. Los museos también son espacios para habitarse a partir de distintas ópticas, y donde los textiles facilitan una convergencia de miradas y vivencias, pues nos permiten hablar de cadenas operatorias, transformaciones, cultura, identidad, economía, lingüística e historia, entre muchos otros campos, como lo expresó Elvira Espejo, directora del Museo Nacional de Etnografía y Folklore de La Paz, Bolivia.
Estas múltiples dimensiones exigen una relación más consciente de equidad y respeto en la que reconozcan saberes que quizá no han sido tan validados (incluso, saberes menospreciados) por sistemas académicos formales. Resulta igual de importante mencionar que reconocemos la presencia de múltiples realidades, por lo que más que sugerir una ley o un manual, abogamos por el intercambio de conocimiento, experiencias y de actitudes críticas para adecuar y reemplazar prácticas que se adapten a nuestros entornos y que permitan un verdadero impacto social.
Sigue la transmisión de la charla en la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=wMLcaFttY5U