Boletín FAHHO Digital No. 5 (May-Jun 2021)

El misterio del amor

Verónica Loera y Chávez

Cuando definimos al Misterio —aquella cosa o hecho que no se puede comprender o explicar— como el tema que trataríamos en este número, comencé a ver todo con ojos curiosos, tratando de imaginar por dónde lo abordaría. Al poco tiempo recibí unas cápsulas de audio —pueden escucharlas en el siguiente apartado— que contenían entrevistas a los responsables del taller de cerámica Manos que Ven —taller beneficiado por la FAHHO con un horno libre de humo—, José García y Teresita Mendoza. También vi un video extraordinario, dirigido por Gabriel Salcedo con fotografía de Eduardo Romero y del propio Salcedo. Confirmé entonces algo que siempre me ha llamado la atención en esa pareja: el profundo amor que se tienen. Ese vínculo sólido que se establece entre dos personas y que se convierte en el motor de la vida. El amor les ha permitido superar las dificultades que representa para un creador el hecho de perder la vista.

¿Cuándo y por qué te enamoras? Es imposible de explicar. Podrás nombrar una serie de cualidades que constituyen a tu pareja y buscar razones por las que estás con ella, pero no por eso explicas el enamoramiento, esa fuerza poderosa que en un principio no te permite hacer nada más que estar en ella. Ese flechazo que da el hijo del dios de la guerra y la diosa de la belleza, ese algo caído del cielo. La manera en que se presenta el amor es un misterio inescrutable. Simplemente se siente, es inevitable, sucede, “…como la edad, el fruto y la catástrofe”, diría el poeta. Si bien el enamoramiento puede ser pasajero, el amor trasciende el tiempo y se va transformando con él. Lo interesante es la permanencia.

Volviendo a nuestra pareja, José representa a Teresita en cada pieza que moldea con sus manos. Una y otra cobran forma con sus dedos lodosos, sus yemas le muestran el camino. Siente el material, percibe su textura, su consistencia y, así, determina el volumen y tamaño de sus figuras. José decidió hacer de su oficio la recreación de la imagen de su mujer, quizás no conscientemente, porque afirma que es la mujer oaxaqueña, pero en realidad es ella, su mujer. Ese solo hecho nos da indicios del profundo amor que le tiene; y al escucharlo, uno lo constata. Es un verdadero poeta. Habla de ella y de la vida con tal cariño que uno se conmueve. Teresita, por su parte, lo escucha y reitera el amor que siente por él, lo trata con templanza, lo guía cuando es necesario, lo sigue cuando le marca el paso, acaba las piezas que él inicia y les da el toque final con los detalles que hacen de las piezas joyas de la alfarería. Ella también realiza sus propias piezas, las que recrea con su imaginación. La suya es una pareja de artistas unida en la creación.

Viene a mi mente un artículo que leí hace poco de Adriana Malvido sobre Vicente Rojo y Bárbara Jacobs en el que ambos hablaban sobre lo indefinible del arte y del enamoramiento. Al margen de la tristeza por la pérdida de un artista plástico excepcional y uno de los grandes diseñadores exiliados en nuestro país, felicito a Malvido por el texto que formará parte de un libro más amplio sobre parejas de artistas. En la entrevista, Vicente Rojo comentaba que ignoraba si cuando una pareja enriquecía su vida con otro, de algún modo eso se reflejaba en su obra. “La creación es muy misteriosa, cómo nace, cómo surge, cómo se mantiene y se cierra y se abre otra etapa, otro camino, otra frase… Destapar, quitar un tapón en el proceso creativo es una cuestión práctica. En la creación misma hay una zona muy nebulosa. Lo mismo que el enamoramiento. Es tan misterioso como la creación. Poder definir qué es el amor, por qué, cómo y cuándo se da, es imposible… Yo creo que el encanto del amor está en ese misterio y en su propia indefinición. Para mí es indefinible”.

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