Nuevas formas de trabajo
Una función sustantiva de las bibliotecas es hacer comunidad. El crear las condiciones para provocar que los niños, jóvenes y adultos lean, implica el encuentro personal, la interacción cara a cara con el otro. En tiempos de pandemia dicha interacción se detiene, porque la única forma de combatir el contagio es evitando el contacto humano. Este nuevo año, ya sabemos que , incluso vacunados, tendremos que continuar con las medidas de seguridad.
Las bibliotecas llevan un año con las puertas cerradas y el trato personal con sus públicos suspendido; el préstamo de libros, los talleres, las conferencias, los conciertos, las proyecciones y un sinfín de actividades esperan un mejor momento para reactivarse. Mientras tanto, las bibliotecas replantean sus prioridades.
En la Biblioteca Henestrosa el equipo revisa y termina el inventario de sus colecciones hasta dejarlo a punto, revisa el estado físico de los libros y los prepara para su mejor conservación y restauración; se pone énfasis en el proceso de clasificación y catalogación de las colecciones con el fin de avanzar en la construcción de bancos de datos bibliográficos disponibles para el público, tanto de forma física como en la red, procesos que se realizan con los apoyos de los equipos de Adabi, la BIJC, entre otros, a través de seguimiento presencial, combinado con talleres y reuniones vía Zoom. Se preparan los acervos para que, más adelante, puedan ser digitalizados y se abra su acceso virtual al público.
Los equipos de trabajo migran de sus espacios para unirse a otros equipos y apoyar sus proyectos. De este modo, los bibliotecarios y animadores de lectura de la Henestrosa y la Red de Bibliotecas Infantiles BS se unen a los equipos del MTO, del Mufi y de la BIJC para afianzar los procesos de organización de sus colecciones y acervos, al tiempo que hacen lo propio con las suyas.
Al ingresar a un espacio nuevo y con compañeros casi desconocidos, la resistencia normal al cambio se ve reflejada al inicio de las colaboraciones entre los equipos; influye esa sensación de incertidumbre y acecho al que nos somete la pandemia y el desconocimiento de las dinámicas particulares de cada área y equipo de trabajo. Cada miembro de los equipos ha tenido una experiencia cercana con el COVID-19 y el entorno de peligro permea la actividad cotidiana. Cada institución tiene sus propios proyectos y los equipos se van integrando a labores técnicas principalmente, pero también ellos mismos integran otro equipo. Coordinado por el Instituto DIA (Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte), este nuevo grupo se enfoca en la formación de profesionales interesados en la innovación pedagógica, y se prepara y organiza para que todas las instituciones y espacios de la Fundación generen contenidos educativos para ser transmitidos a través de las redes.
Hay múltiples experiencias y cada una tiene, a su vez, diferentes capas: desde las nuevas experiencias laborales de rutina, el conocimiento y aplicación de técnicas y nuevas tecnologías de almacenamiento y difusión de la información, hasta los “descubrimientos”, tanto de las riquezas y potencialidades de los diferentes proyectos de la Fundación, como de las personas que las construyen e integran, que dan pie a la retroalimentación y al establecimiento de nuevas relaciones profesionales y personales.
Termino subrayando la idea que subyace en esta nueva forma de trabajo: debemos estar preparados para continuar sirviendo a la comunidad y dar la oportunidad para que surjan nuevas ideas y proyectos de esa mezcla y retroalimentación de los equipos de trabajo.