80 años de ser diablos
Puedo imaginar perfectamente el sonido de una melodía de las grandes bandas en el lobby del Hotel Reforma, mientras Ernesto Carmona abandona el Salón Reina Maya, dispuesto a renunciar a su cargo de presidente de la Liga Mexicana de Beisbol para dedicar todo su tiempo a la creación del Club México Rojo, en enero de 1940. La repentina y drástica decisión de Carmona fue la respuesta a un choque entre los propietarios de los clubes de la pelota de verano, que amenazaban con poner en marcha dos circuitos al mismo tiempo, con ambos proclamándose como la auténtica LMB. Comprendo el enojo y desesperación del empresario capitalino. El conflicto entre magnates dio como resultado que la Ciudad de México se quedara sin equipos representativos: Indios de Anáhuac y Tigres de Comintra optaron por retirarse de la competencia.
Carmona Verduzco estuvo involucrado con el rey de los deportes desde el inicio de su vida productiva, pero en esta ocasión necesitaba un socio que lo hiciera más fuerte. El promotor de lucha libre, Salvador Lutteroth, depositó su confianza y dinero en el proyecto, que requería armar una buena novena en pocos días.
Como hasta hoy, la base de jugadores mexicanos representaría la prioridad del equipo, aunque no sería suficiente para hacer un papel destacado. Fue así como, de manera casual y anecdótica, Ernesto Carmona logró la firma de Theolic Smith, quien pronto se convirtió en un ídolo de la afición roja, a pesar de que aparentemente su contratación se debió a una confusión del propietario y mánager escarlata, quien realmente buscaba al también jugador de raza negra, Hilton Smith. Mientras el roster tomaba forma, el Parque Delta sufría una remodelación exprés, mientras que los primeros jugadores entrenaban en el terreno de juego. Los trabajos se retrasaron y los Diablos Rojos tuvieron que programar sus primeros juegos como visitantes. Es pertinente considerar que, a pesar de ser un equipo sumamente competitivo y reconocido, pasaron 79 años para que el México contara con una casa propia. No rendirse ha sido desde siempre la principal cualidad de la Novena Escarlata. Contra todos los pronósticos, Carmona y sus muchachos dieron la gran pelea durante la campaña de 1940, que no alcanzó para un campeonato, pero sí para conquistar los corazones de los aficionados que abrazaron la causa y esperaron 16 años para celebrar la primera corona.
Así nació la Pasión Escarlata, el segundo equipo más antiguo de la Liga Mexicana, pero el más querido y respetado del beisbol de verano. Millones de seguidores así lo confirman. Mi deseo es que no se olviden sus hazañas, sus grandes batallas, sus idolatrados personajes y el infinito amor por sus raíces.
¡Felices 80 años, Diablos Rojos del México!