X FESTIVAL DE CUENTOS PARA NIÑOS
El proyecto del Festival de Cuentos para Niños comenzó como todos nuestros proyectos: con una idea clara de lo que buscábamos y las ganas de llevarlo tan lejos como fuera posible. Definitivamente, uno no sabe qué rumbos tomarán las propuestas emprendidas pues hay muchos factores que intervienen para moldear el camino que se ha de seguir. El Festival de Cuentos para Niños tuvo la suerte de ser bien recibido por el público de Oaxaca antes de su llegada oficial.
Este festival tuvo su primera edición en la Ciudad de México. Fue una labor agotadora colocar las nueve funciones que lo conformaron pues, al igual que pasa con muchas actividades culturales, nuestra propuesta se ahogó en el mar de actividades culturales que suceden a diario en la ciudad más grande del país. Sin embargo, la experiencia fue buena y las ganas de organizar la segunda edición estaban presentes.
Pocos saben que en la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca surgió la idea de llevar el festival a Oaxaca. Era julio de 2008 cuando tuvimos la fortuna de presentar un espectáculo de cuentos en este recinto ante un público abierto a escuchar historias. Fue tal el entusiasmo de la gente que visitó ese día la BS que empezamos a trabajar en un nuevo formato para el festival.
El Jardín Conzatti fue el espacio que recibió por primera vez al Festival de Cuentos para Niños. Esa primera función del 21 de abril de 2009 se nos quedó muy grabada en la memoria y el segundo festival fue una experiencia que abrió el camino para que hoy estemos viviendo los resultados de un proyecto consolidado que ha tomado los rumbos más insólitos que, a su manera, cambió la forma de ver la lectura, la literatura y la tradición oral. Al respecto, es claro que hay un antes y un después del festival. Hoy los maestros incorporan los cuentos en el aula y todos quieren contar cuentos. La tarea más fácil está hecha: contagiamos la energía de la palabra hablada; falta hacer conciencia en que narrar cuentos no es tan sencillo como los narradores lo hacemos ver en el escenario.
En poco tiempo nuestro proyecto llegó a oídos de los narradores de México. Gracias a las transmisiones de CORTV, muchas zonas del estado de Oaxaca pudieron disfrutar del festival. Los narradores de otros países comenzaron a preguntarnos cómo podían participar en el festival. Nuestro trabajo tuvo eco en los cinco continentes. Se habla de él en polaco, en inglés y en francés; en Iberoamérica no pasa desapercibido. Esto nos ha obligado a cuidar más y más la calidad del elenco.
El Festival de Cuentos para Niños es fácil de realizar (en comparación con festivales de otras disciplinas) y aporta beneficios sociales y culturales tangibles: las bibliotecas y salas de lectura por las que pasa el festival se vuelven lugares más amables para el público; se fomenta la sana convivencia y los valores a través de la palabra; se muestran nuevos mundos a los escuchas y se les deja la cosquilla de conocer más a través de la lectura. De manera inconsciente la gente encuentra respuestas a sus preguntas e inquietudes a través de los relatos; todos aprendemos a apreciar, respetar y querer a los que nos son diferentes… porque es fácil hacerlo con los que nos son iguales, pero con alguien diferente es muy difícil y los cuentos, al menos, ayudan a entenderlo. A pesar de esto, cada año se afrontan dificultades para conseguir los recursos económicos que sostienen al proyecto. Actualmente contamos con el apoyo incondicional de la FAHHO pues se ha creado un vínculo muy poderoso gracias a la buena voluntad de sus colaboradores y a la calidad de nuestra propuesta. Pero aún falta mucho trabajo para convencer a las instituciones públicas del valor del proyecto, en parte debido a los cambios administrativos que ocurren frecuentemente.
Es curioso, los años con mayores dificultades son los que han aportado más al crecimiento de Cuentos Grandes para Calcetines Pequeños. Las complicaciones nos han obligado a ser creativos y de las soluciones han surgido nuevos proyectos. Este 2017 estamos celebrando la décima edición de un proyecto que siguió un camino sinuoso. Las negativas a continuar nos hicieron cambiar de senderos y encontrarnos con amigos que han fortalecido nuestras propuestas. Hoy contamos con aliados con quienes las relaciones de confianza son mutuas y donde colaboramos unos con otros para salir adelante. CLEAC en Oaxaca, ex diseño en Ciudad de México, Veleta Roja en España, la Escuela de NeiJing en París, Manos que Cuentan en Perú y las Hilanderas Solidarias en Ciudad de México son algunos de ellos, que mencionamos (sin un orden en particular) por su continua presencia. Sin embargo, el aliado más importante que hemos tenido desde esa primera función en el Jardín Conzatti es y seguirá siendo el público incondicional de este festival que se volvió parte importante de la ciudad de Oaxaca.
Por ahora, no sólo tenemos el reto de continuar con el festival otros 10 años más (o 15, o quizá 40) sino de crecer los otros proyectos que surgieron en el andar: La Comunidad del Buen Comer y El Hogar de la Memoria son los dos pilares que darán vida a nuevos proyectos que irán de la mano con lo ya consolidado. Y también tenemos por delante la tarea de seguir difundiendo el arte y la cultura que, a final de cuentas y en colaboración con otras entidades, será la única manera de sacar a la comunidad, al país y al mundo de todos sus problemas.