30 Años de la Biblioteca Burgoa
Con gran alegría nos unimos a la celebración del trigésimo aniversario de la Biblioteca Francisco de Burgoa, un faro de conocimiento y cultura que ha brillado durante estas tres décadas. Es menester felicitar de corazón a todas aquellas personas que, con su inquebrantable dedicación y esfuerzo, han contribuido a la creación y florecimiento de este emblemático espacio, desde los fundadores y bibliotecarios hasta los investigadores y visitantes: cada uno ha jugado un papel crucial en la consolidación de la biblioteca como un tesoro cultural insustituible. Pareciera que su sola presencia en el Museo —antiguo convento de los dominicos a quienes perteneció este valioso acervo bibliográfico que resguardaba el saber desde varios siglos atrás— y su permanencia en el presente hubieran sido suficientes, sin embargo, es necesario considerar otros muchos beneficios que se desprenden de su existencia.
Su localización en el Museo de Santo Domingo de Oaxaca ha mostrado a los miles de turistas que acuden a visitarlo la cultura alcanzada en Hispanoamérica entre los siglos XVI al XX. Han pasado por ella muchos estudiosos de los contenidos culturales que se encuentran en sus libros, buscando el conocimiento y la sabiduría que sustenten la historia de la orden dominica, así como la de las corrientes filosóficas y las teológicas en el ámbito religioso, además de las científicas en cuanto al contexto académico de aquel entonces, fundamento de actuales pensamientos. Con el paso del tiempo, la Biblioteca Burgoa ha acrecentado sus colecciones de libros con las donaciones de importantes personalidades, gracias a la confianza lograda en la sociedad dado el compromiso y la seriedad que como institución sustenta.
Podemos decir que el rescate de la otrora biblioteca de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca fue un acierto del maestro Toledo en su deseo por dar a conocer este acervo bibliográfico y ponerlo al alcance de los oaxaqueños y muchos académicos alrededor del mundo. Actualmente es una de las pocas bibliotecas que cubre varias funciones: estar abierta a un público estudioso para la consulta, brindar exposiciones temáticas para dar a conocer su riqueza cultural, así como ser un espacio que abre a los escolares mundos y horizontes diversos. Asimismo, ha abierto sus puertas a otras muchas instituciones de diversa índole para que, como un espacio estéticamente maravilloso, desarrollen actividades de corte cultural en un lugar en el que sus asistentes puedan sentirse cobijados por siglos de cultura.
Durante treinta años, la Biblioteca Francisco de Burgoa ha logrado ser un orgullo para la Universidad, para los oaxaqueños y para todo México, asimismo, como patrimonio cultural es también un motivo de orgullo ante el mundo. Por esta razón, y gracias a quienes se han dedicado a protegerla, ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los esfuerzos para consolidarla y mantenerla en funcionamiento se deben a la institución que la custodia y, especialmente, al amor y cuidado que por todos estos años le ha procurado su directora, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, a quien felicitamos calurosamente. Treinta años se dice fácil, pero vivirlos comprometidamente llenan toda una vida de entrega, sacrificios, pendientes, responsabilidades y también, por qué no decirlo, de grandes satisfacciones. No es nada fácil sostener instituciones culturales sin un pleno convencimiento de lo que estas significan y del potencial que poseen. En su público, en quienes la consultan y aprovechan, así como en quienes la disfrutan recae gran parte de su porvenir como una institución viva y su permanencia como un tesoro invaluable que merece cuidado y resguardo a futuro.