Boletín FAHHO Digital No. 39 (Jun 2024)

Si la montaña no va a Mahoma…; Un reencuentro con el patrimonio cultural chocholteco

Sebastián van Doesburg (BIJC / UNAM)
La conformación de la unión política e ideológica en la región de Coixtlahuaca en el siglo XI. Los documentos pictográficos son primeramente patrimonio de las comunidades que los produjeron, después patrimonio de la nación y al final patrimonio de la humanidad.

En septiembre de 2022, el afamado Museo Etnológico de Berlín —el principal museo alemán dedicado a las culturas de los pueblos indígenas del mundo— abrió su nueva sede en el Humboldt Forum, la muy cuestionada reconstrucción del palacio real —y posteriormente imperial— prusiano en la famosa Isla de los Museos. El museo, fundado en 1873, pero con antecedentes en el Gabinete de Arte de los reyes prusianos de los siglos XVIII y XIX, conserva una de las principales colecciones etnológicas del mundo, con aproximadamente medio millón de objetos e igual número de medios asociados (fotos, dibujos, documentos, etc.).

Entre los muchos objetos etnológicos y arqueológicos procedentes de las Américas, y en particular de Mesoamérica, se destaca el hermoso Lienzo de Coixtlahuaca II, un enorme documento pictográfico pintado sobre una tela de algodón de 3.83 x 4.42 m y una de las piezas estelares del museo. En la nueva sede del Museo Etnológico de Berlín, el lienzo ocupa un lugar privilegiado, expuesto en una vitrina especialmente diseñada para contemplarlo durante ciertos momentos del día con el fin de protegerlo de los efectos dañinos de la luz. El documento fue adquirido en abril de 1897 en Oaxaca por Eduard Seler (1849-1922) y Caecilie Seler-Sachs (1855-1935), una pareja de investigadores alemanes a quienes hoy día se les considera entre los fundadores de los estudios mesoamericanos. El intermediario de la venta fue el historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida.

En tiempos prehispánicos, Coixtlahuaca fue una de las ciudades más grandes de Oaxaca, México, llegando a su mayor extensión hacia mediados del siglo XV. Fue famosa por su gran mercado y por el prestigio tolteco de sus gobernantes. El documento en Berlín es parte de un grupo de trece documentos pictográficos pintados durante el siglo XVI en la región de Coixtlahuaca y que registran la historia prehispánica de esta región y áreas vecinas desde el siglo XI hasta el XVI. Debido a una historia de saqueo (1890-1940), únicamente cinco de ellos se encuentran todavía bajo el resguardo de algunas comunidades. Además, en el siglo XX, la discriminación y la migración históricas han puesto en peligro la transmisión cultural, erosionando la identidad chocholteca. Actualmente, la lengua chocholteca está en grave peligro de extinción, con quizás unas sesenta personas que saben hablarla de manera fluida.1

Hoy estamos también en una época en que las colecciones etnológicas y arqueológicas en todo el mundo —y sobre todo las de Europa y América del Norte— son objeto de un escrutinio cada vez mayor. Por lo mismo, la reconstrucción del palacio y la reubicación del museo en el corazón de Berlín trajo consigo una serie de cuestionamientos públicos —a veces muy severos—sobre los orígenes de las colecciones en la última gran época del imperialismo europeo (aprox. 1875-1914). En aquel tiempo —en que las ideas racistas y de una supuesta superioridad eran comunes entre los políticos y los intelectuales (por cierto, también en México mismo)—, el coleccionismo de los museos no se vio limitado por dudas éticas. El Museo Etnológico, igual que muchos otros, se ve hoy en día obligado a responder a una crítica cada vez más fuerte.

Los participantes (de la izq. a la der.) José Alberto Hernández Torres (San Jerónimo Otla), Eduardo Velasco Hernández (San Miguel Tulancingo), Fernando Juárez (museo comunitario de Coixtlahuaca), Violeta Hernández Andrés (Santa María Nativitas), Horacio Miguel Cruz (presidente municipal de Coixtlahuaca y presidente del concejo chocholteco), Oscar Guzmán Zacarías (San Miguel Tequixtepec), frente al Lienzo de Coixtlahuaca II.

En este contexto, el museo en Berlín diseñó varios programas que buscan acercar las colecciones a sus pueblos de origen. Esto posibilitó invitar a una delegación de la región chocholteca a visitar el lienzo original durante una semana de actividades en Berlín, una iniciativa de la curadora de la colección de las Américas, la doctora Ute Schüren. Para esto, el museo inició una colaboración con la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova con el fin de concretar la propuesta. A su vez, la biblioteca se coordinó con el Concejo de Gobierno Tradicional del Pueblo Chocholteco Ngigua-Ngiba, una instancia supracomunitaria que busca la reconstitución del pueblo indígena chocholteco, recuperando la integración de la región, fortaleciendo la identidad étnica y promoviendo el ejercicio de sus derechos colectivos. En la delegación representativa que se formó participaron personas nombradas por las cuatro comunidades que hoy conservan uno o más lienzos originales (Santa María Nativitas, San Miguel Tequixtepec, San Miguel Tulancingo y San Jerónimo Otla), mientras que Coixtlahuaca envió dos representantes, uno fue nombrado por el museo comunitario y el otro fue el propio presidente municipal, quien a la vez preside el Concejo. Después de varios encuentros preparatorios, el grupo emprendió el viaje a Berlín el día 21 de abril.

Durante una semana, la delegación, acompañada por el autor de estas líneas y dos restauradoras de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH —quienes igualmente fuimos invitados a intercambiar opiniones y conocimientos relacionados con la conservación y el contenido del lienzo con sus homólogas en Berlín—, participamos en una variedad de actividades. El lunes 22 de abril, aprovechando el hecho que durante ese día el museo está cerrado, la delegación chocholteca pudo contemplar el lienzo original sin el vidrio de la vitrina. Esto fue una experiencia impactante para los participantes que generó muchos sentimientos encontrados. Durante los dos días siguientes, los participantes ofrecieron conferencias públicas —bien atendidas— sobre aspectos de la cultura viva de la región, un tema lamentablemente ausente en la actual exhibición del lienzo. En la tarde del 25 de abril, la delegación fue recibida en la Embajada de México en Alemania por el embajador Francisco Quiroga y el encargado de la sección de patrimonio histórico cultural de México, David Esquivel Palomares. Durante la semana, la intensa convivencia generó una excelente dinámica de grupo, donde las discusiones serias se balancearon con momentos divertidos, las novedades se equilibraron gracias al encuentro con el patrimonio propio, los eventos en grupos grandes se contrapesaron con complicidades “en petit comité” y la ciudad de Berlín se mostró como una generosa anfitriona. El programa también incluye un segundo taller en Coixtlahuaca a realizarse en 2025, donde se podrán presentar los resultados de la colaboración entre el museo y las comunidades indígenas.

Eventos como estos son propicios para poner sobre la mesa la complejidad de la situación del patrimonio histórico indígena fuera de su ámbito. Existen múltiples dimensiones en las discusiones sobre la función y el destino de los museos etnológicos y arqueológicos en todo el mundo, incluyendo los de México mismo. Se incluyen preguntas acerca de quiénes deben decidir sobre los objetos y el discurso que los rodea, además de cómo pueden regresar a las comunidades los conocimientos generados en los últimos 150 años. Este último tema es especialmente relevante en el caso de los lienzos y códices por su contenido histórico recuperado (“descifrado”) y su gran valor simbólico para las comunidades. A la vez, estas discusiones se ven afectadas frecuentemente por consideraciones nacionalistas, lo que suele ofuscar la existencia de preguntas similares al interior de las naciones que albergan poblaciones indígenas, como es el caso de México. El camino aún es largo, y tal vez la visita fue un primer paso, pero debajo de toda la complejidad subyace una sola base: la lucha justa de los pueblos indígenas por el derecho a la autodeterminación y a la reconstitución y emancipación cultural.

1 Los números del INEGI de 2020 son claramente incorrectos y no reflejan la grave situación de varias
lenguas. Para el chocholteco registra 847 personas hablantes. Cualquier persona que conoce la región sabe que este número no puede ser correcto. Compárese con el número de 195 hablantes del ixcateco: en realidad hay solo dos hablantes fluidos de esta lengua.


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